lunes, 25 de junio de 2012

Devocional - Cuanto Más Te Busco...



Un día en un momento en el que luchaba con mi constancia buscando a Dios, escuché una canción que me dio la clave. Una clave, Tan aparentemente sencilla y a la vez tan poderosa. Soy creyente de que en ocasiones las cosas más sencillas son las más reveladoras. Así hablaba Jesús, a través de parábolas simples, que encerraban una profundidad que confundía a los sabios. La sencillez habla al corazón de los sencillos. La sencillez revela misterios tan prácticos y evidentes que muchas veces nos ridiculizan.
«Cuanto más te busco, más te encuentro; cuanto más te encuentro más te amo.»
¿De qué me sirve orar a Dios un día pidiéndole que me de amor por Él para buscarle siempre, si al día siguiente se me olvida y tengo prioridad por otras cosas? 
El amor se construye. El enamoramiento se estimula, se reaviva a base de una relación. Es tan práctico como la vida misma. 
Dios nos pide comunión, porque esa es la verdad activa que se aplica en la trinidad. El padre honra al hijo, el hijo honra al padre y manda al Espíritu Santo, el Espíritu Santo honra al hijo y al padre. Y así sucesivamente a lo largo de la Biblia, hay una verdadera comunión de amor entre las tres personas de la trinidad. 
Nuestro problema muchas veces está en ponernos metas inalcanzables.
Por ejemplo: «Dame amor por ti, para buscarte siempre» 
Dios no trabaja así, Dios trabaja paso a paso con nosotros, porque Él no es un Dios generalista y superficial. Él trabaja con nosotros en lo profundo, en los pequeños pasos, creando un feed-bakc que nos permite aprender de los cambios. ¿Qué sucedería si Dios respondiese instantáneamente a esa oración? Que yo me convertiría en un robot, que amaría porque Él quiere, no porque yo quiero. 
«Cuanto más te busco, más te encuentro; cuanto más te encuentro más te amo.»
Yo decido hoy buscarle, y lo decidiré mañana, y aunque pasado mañana no me nazca continuaré, confiando que al buscarle le encontraré, le conoceré y a consecuencia de ello le amaré, y si le amo desearé buscarle más.  Es “la pescadilla que se muerde la cola”.
Da un paso a la vez, cada mañana decide amarle, decide buscarle. Es una decisión que se renueva cada día. Y con el tiempo te darás cuenta de que le amas porque le conoces y no porque te ha tocado con su varita mágica. 
Y eso agrada el corazón de Dios, esa decisión diaria, esa búsqueda en fidelidad. Y tengo que decirte, ¡Prepárate!, porque cuando agradamos el corazón de Dios, Él hace cosas increíbles en nuestras vidas.

Señor, enséñame a orar, enséñame a dar un paso a la vez. Enséñame a ser simple y sencillo como un niño. Enséñame a ser perseverante. Escojo amarte hoy. 

→Lectura de hoy: Salmo 63

*Mención de la canción The More I Seek You  de Kari Jobe.







2 comentarios:

  1. Me encanta, y es tan cierto. Paso a paso, día a día. El siempre está allí deseando escuchar nuestra voz, nuestra sonrisa, nuestras lágrimas.

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  2. :) cierto, un abrazo Karen ^^
    God Bless

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