lunes, 21 de noviembre de 2011

Un paseo por las aguas.


Me gustaría que fuese la inspiración lo que no me dejase dormir. Últimamente lo que me quita el sueño son las preocupaciones, el qué hacer, cómo hacer, no equivocarme. Algunas mañanas me despierto con un sentimiento fatalista que es capaz de amargarme el día. Entonces oro, pienso que he tirado demasiado de la cuerda y está a punto de romperse. ¿Cuántas veces aun habiendo descubierto lo que nos da la vida vamos dejando pasar el tiempo sin usar “la llave” que abre las puertas?
Sí, existe una llave, pocos lo saben, y los que lo saben lo olvidan. Yo olvido.
He pasado muchos días sin venir aquí. Posponiendo una cita, por pereza, por despiste, por un desequilibrio de mis prioridades. ¿Por qué me cuesta tanto hacer uso de” la llave” que abre todas las puertas? ¿Por qué reacciono cuando siento que la tormenta está justo encima y el barco se hunde?

Existen unos pequeños radares situados en varios puntos del mar de nuestra alma. Nos alertan de diversas formas para que no nos salgamos de la ruta. Para que no nos caigamos por el borde.
Estas sensaciones que a veces tengo de mañana, son alertas de que me estoy alejando, de que me estoy endureciendo. Entonces si soy lista, retomo. Medito. Escucho. Rectifico. Agradezco y vuelvo a pasear por las aguas.

       

Cuando no existe tormenta puedo disfrutar del paisaje, entender por dónde andas y seguirte. ¿Porque quiero seguirte no? Ese era el plan…
A veces pienso que sería interesante inventar una forma de tener “la llave” siempre delante de mis narices, para no olvidarme nunca de usarla, pero seguramente en algún momento –no muy lejano- del viaje decidiría que me estorba y volvería a guardarla quién sabe dónde. Volvería a olvidarla, a obviar el hecho de que es fundamental volver aquí. A esto. A TI.

Recuerdo una historia.
Un barco, una tormenta, un hombre durmiendo.
Imagino miedo, desconfianza, impotencia.
Escucho gritos de pavor, truenos y relámpagos.
Siento el frio de un viento despiadado que amenaza con lanzarme fuera, al vacío.
Entonces miro alrededor y estoy dentro. Dentro de un barco a la deriva en medio del mar, entre hombres desesperados. La lluvia me azota, la corriente me zarandea, siento el frio y el horror. Entonces descubro que hay alguien que duerme. ¡Que duerme!
En medio a toda esta locura alguien simplemente descansa. Intento agarrarme dónde puedo para no caerme por la borda.
Veo todo el alboroto y empiezo a entender. Toda esta gente. Este barco. Este barco soy yo. Esta gente son mis miedos. El que duerme es “la llave” escondido en un rincón de mi ser, casi olvidado. Entonces apresuradamente le despierto a gritos y le digo: ¡Nos hundimos! ¡No hay control! Él abre los ojos, se levanta y le dice al viento, a la lluvia, al mar, a mí: Calma
Y todo se calla. Todo se calma.
Y mirándome serenamente a los ojos me dice: ¿Por qué tienes tan poca fe? Ven, demos un paseo por las aguas.
Entonces entiendo que todo está bajo control. Todo…
Hoy vuelvo a TI, calma mi ser, mi tormenta interior. Apaga el fuego, el ruido. El mundo arde porque ha de arder, pero que tú y yo entendamos que bajo sus alas hay cobijo. Bajo sus alas.

Mil tormentas azotan el mundo, mil tormentas de miedo, hambre, desesperanza, crisis y muerte. Mil tormentas de sufrimiento, de ceguera, de escasez. Mil tormentas de orgullo, de autocomplacencia, de estupidez. Y mil tormentas de pecado.
Una llave. Mil tormentas y una llave. Todos han oído hablar, muchos la conocen. Todos la olvidan, la pisotean, la escupen. Y las mil tormentas son una gran tormenta. Un diluvio y el mundo sigue a la deriva, con un hombre que duerme dentro del barco. Con un hombre que duerme dentro del barco…

Está en tus manos despertarle o no. Voy a dar un paseo por las aguas.


Precioso himno de  Mary Ann Baker un clásico.

1 comentario:

  1. Hola Kesia! He escuchado tu nuevo single y me gusta, la música es pegadiza y la letra sobretodo, ya que estoy cansada de escuchar canciones de dolor y desamor. Quería aprovechar para decirte que hace unos años yo tenía un centro de terapia y por "casualidad" tu primer disco llegó a mis manos. Durante mucho tiempo tus canciones fueron mi inspiración, me ayudaron a mi y a muchas de las personas que pasaron por aquel centro. Quiero darte las gracias y deseo de corazón que este nuevo CD dé luz y alegría a mucha gente como lo dió el primero. Durante mucho tiempo me he preguntado dónde estaba Kesia; me alegro que hayas vuelto a aparecer, el mundo de la música necesita personas como tú.
    Suerte.

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